Este blog ha sido creado para informar sobre los cuentos que se usan en el aula a la hora de trabajar diferentes contenidos. A parte de la utilidad de los cuentos en el aula, los papás y mamas pueden contarlos en casa siguiendo estos videos y títulos.

jueves, 27 de enero de 2011

¿NOS ATAMOS LOS CORDONES?


El  hábito de atarse los cordones se va adquiriendo a lo largo de la etapa de infantil.
Los padres y madres asumen el privilegio de enseñar a los niños/as a atarse los cordones. Y en el aula hacemos lo posible para incentivar a niños/as para que se aproximen a este aprendizaje.
A continuación podréis disfrutar de un cuento que nos ayuda con este tema, se puede narrar con imágenes que podemos observar más abajo.
“EL TRUCO DEL CANGURO”
Otra vez el mismo problema, no querían caminar juntos. Cada uno por su lado, se soltaban y revoloteaban por ahí, saltando como locos, corriendo con rapidez y agitándose al viento, felices y contentos.

Y sí, los cordones de las zapatillas de Manuel eran así, un poquito traviesos y un poquito distraídos. Cuando Manuel los ataba con un medio lazo, se desenlazaban rapidito. Cuando Manuel los ataba con un nudo se desanudaban rapidito. Cuando Manuel los ataba con un lazo completo, se desataban rapidito. ¡Y no querían quedarse atados, ni juntos, ni unidos, ni anudados, ni nada! Querían soltarse y volar libremente por ahí, y tomar el aire mientras Manuel jugaba.

Entonces, Manuel tenía que dejar de jugar para atarse los cordones, o tenía que bajarse del árbol para atarse los cordones. Y eso no era divertido. Y vista la situación, su mama le brindo una solución.
Lo sentó en el suelo, acomodó sus cordones, uno junto a otro, bien estiraditos, y le enseñó el truco del canguro.
-         Vamos a hacer el canguro con un nudo y otro nudo.
-         Con este cordón una oreja; y con este otro, la otra oreja…
-         Ahora se abrazan fuerte, fuerte y se vuelven a abrazar, ¡Chim pum!
Y mientras la mama de Manuel hacia el truco del canguro con los cordones de sus zapatillas, los ataba bien fuerte para que no anduvieran volando por ahí, haciéndolo tropezar. Y Manuel salió a correr, a trepar a los arboles, a saltar y a divertirse. ¡Que contento estaba con sus cordones bien atados!

Y cuando los cordones de sus amigos se desatan y deciden irse a tomar el aire, Manuel les enseña el truco: dos orejar, un nudo y otro nudo y… ¡Listos para correr sin tropezar y sin caerse!